Recuerdo
que cuando era chica mis padres, vecinos y cualquier adulto que me
dedicaba un rato me inculcaron que los que usaban ropas con la
bandera de los Estados Unidos eran contrarrevolucionarios, no estaban
con esto y eran enemigos de la Revolución.
Crecí
y la idea lo hizo junto a mi, pero nunca la cuestioné. Bueno, a la
verdad que cuando eres pequeño como que no se te está permitido
hacerlo.
Aquella
idea enraizó. Pero con la rebeldía innata de la juventud, la
cuestioné.Y es que no comprendo que esa reacción siempre responda a
un sentido antipatriótico. En realidad, a veces, la veo como una
respuesta a la necesidad de mostrar y llevar algo que todos conozcan,
vaya, algo parecido al snobismo, pero sin mucha conciencia del
acto en sí. Por lo que muchos deambulan sin conocer el significado de lo
que enseñan, sin comprenderlo y hasta sin sentirlo, pero orgullosos
porque están a la moda.
Es
cierto que otros la utilizan como una muestra de su identificación
con aquellos ideales y pautas sociales; pero existe ese "grupúsculo"
que simplemente lo lleva por una “mentada moda”, que aún no
descubro quien instaura.
No
creo que "usar" esa bandera te imponga una manera de proyectarte,
pero a la corta o a la larga, si puede influir. Pero en estos tiempos
en los que impera el bolsillo y no los gustos estéticos, a la verdad
que a veces no nos queda otra y cuando viene un “caballo regalado
de afuera”, menos que menos.
¿Y
entonces, qué hacemos? ¿y lo nuestro? ¿Y mis símbolos tan bien
enseñados en las escuelas? ¿Y mi bandera? ¿Acaso no se pueden
mostrar hasta en un simple pañuelo?
Tal
vez, si se pensara que lo nuestro tiene valía y que puede ganar
adeptos desde el vestir, a lo mejor no hubieran tantos
“contrarrevolucionarios” con banderas americanas, inglesas... y
veríamos más “revolucionarios” contentos, seguros y conocedores
al mostrar aquelllos elementos que nos definen como cubanos, porque lo mio importa y mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario