lunes, 29 de abril de 2013

Lo mío primero


Recuerdo que cuando era chica mis padres, vecinos y cualquier adulto que me dedicaba un rato me inculcaron que los que usaban ropas con la bandera de los Estados Unidos eran contrarrevolucionarios, no estaban con esto y eran enemigos de la Revolución.
Crecí y la idea lo hizo junto a mi, pero nunca la cuestioné. Bueno, a la verdad que cuando eres pequeño como que no se te está permitido hacerlo.

Aquella idea enraizó. Pero con la rebeldía innata de la juventud, la cuestioné.Y es que no comprendo que esa reacción siempre responda a un sentido antipatriótico. En realidad, a veces, la veo como una respuesta a la necesidad de mostrar y llevar algo que todos conozcan, vaya, algo parecido al snobismo, pero sin mucha conciencia del acto en sí. Por lo que muchos deambulan sin conocer el significado de lo que enseñan, sin comprenderlo y hasta sin sentirlo, pero orgullosos porque están a la moda.
Es cierto que otros la utilizan como una muestra de su identificación con aquellos ideales y pautas sociales; pero existe ese "grupúsculo" que simplemente lo lleva por una “mentada moda”, que aún no descubro quien instaura.
No creo que "usar" esa bandera te imponga una manera de proyectarte, pero a la corta o a la larga, si puede influir. Pero en estos tiempos en los que impera el bolsillo y no los gustos estéticos, a la verdad que a veces no nos queda otra y cuando viene un “caballo regalado de afuera”, menos que menos.
¿Y entonces, qué hacemos? ¿y lo nuestro? ¿Y mis símbolos tan bien enseñados en las escuelas? ¿Y mi bandera? ¿Acaso no se pueden mostrar hasta en un simple pañuelo?
Tal vez, si se pensara que lo nuestro tiene valía y que puede ganar adeptos desde el vestir, a lo mejor no hubieran tantos “contrarrevolucionarios” con banderas americanas, inglesas... y veríamos más “revolucionarios” contentos, seguros y conocedores al mostrar aquelllos elementos que nos definen como cubanos, porque lo mio importa y mucho.

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