Ayer me quedé medio dormida delante del
teclado cuando escribía una carta para ti. Y sin darme cuenta
presioné la tecla delete. No fue por el cansancio del día, ni nada
parecido, es que nos imaginaba más allá del presente con un futuro
como el de los cuentos; es que te veía como a un príncipe y a mí
como tu princesa. Solo hacía lo de todos los días: soñarnos.
Ya sé que no te interesa escucharme, nunca lo has hecho, pero aún así insistía. Aunque te aseguro que ya no lo haré. Sé que no eres como aquellos que contabilizan las cosas para tener mañana, se que vives del invento, de lo que aparezca y de lo que te traiga la marea. Sé como eres.
Y sé como soy o, mejor dicho, como era. Hasta ayer yo era la soñadora y buscadora de tesoros en las nubes, pero aterricé. Sí, lo hice y si supieras que me ayudó mi manía de escribirte. Justo en ese momento que dedicaba a pensarnos y mi dedo se deslizó por el teclado hasta aquel extremo derecho mientras mis sueños formados en letras se desvanecían con una pequeña presión, caí de bruces en la realidad.
Ya no soñaré más contigo, ni imaginaré cosas futuras, me dedicaré a soñar en presente y a vivirlo al mismo tiempo. A lo mejor ya no te guste así porque ya no seré igual. Ahora me arriesgaré más, no pensaré en después, sino en ahora; dejaré de escribirte y lo que me moleste en la vida le daré delete.
Hermosas palabras... yo siempre supe que tenías esos sentimientos ocultos hacia mí. Besos...
ResponderEliminarja ja ja muy gracioso Raul, pero que bueno que te gustaron.
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