Durante años estuvo viniendo a mi casa. Era como un reloj. Cada semana llegaba y se hacía dueño del lugar. Para su visita escogía un día específico, miércoles o jueves. Revoloteba por todo el lugar hasta encontrar su espacio preferido.
En esos años fue mi amigo, mi gran amigo, el cual me daba consejos y me hacía compañía desde el silencio.
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