lunes, 16 de septiembre de 2013

Post de mis dos abuelos


Recientemente, gracias a un tremendo aguacero descubrí parte de mi esencia, parte de la historia poco conocida de mi familia. Esa que se guarda en lo más profundo de la memoria.

Tal vez el aroma a tierra mojada y el ambiente familiar fueron los pies forzados para que mi nonagenario abuelo decidiera desempolvar el baúl de los recuerdos. Allí, absorta con sus palabras me enteré de que mi tatarabuela fue esclava, no por mucho tiempo porque luego sus hijos fueron libres y acomodados, con casas coloniales y tierras para sembrar. Pero supe de sus males y pesares, y me dolieron como si fuera en mi cuerpo.
Supe además, que una tía abuela fue presuntamente hija de un rico hacendado español. Me enteré de las consecuencias de ser negro en aquella Cuba, de la miseria, del trabajo que pasó mi familia.
Mi abuelo Sergio, me habló de como de la misma forma en la que uno cría a un puerco para comer, otro para procrear y otros para dar manteca, así se distribuían a los negros esclavos.
No es que me fueran totalmente ajenas estas historias, pero no saben igual cuando te cuentan que uno de los que sufrió es familia tuya. No la conocí, pero me duele igual.
Luego con el deseo de prosperar, mi abuelo se separó de los suyos y muchos de esos recuerdos se perdieron con sus andanzas. No tenemos fotografías de aquellos, solo el testimonio de un hombre que cuando narra, tal parece que lo estuviera viviendo otra vez.
Mi abuela también recuerda muchas de esas historias porque algunas de sus cuñadas se los contaron. Pero ella no las sufre igual porque mi abuela es descendiente de españoles y sus recuerdos tienen otro matiz y quedan para otro post, que me sabe a las palabras de Guillén en su poema

Balada de los dos abuelos
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
Africa de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
--¡Federico!
¡Facundo!   Los dos se abrazan.
Los dos suspiran.   Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!

6 comentarios:

  1. Maravilloso el escrito tuyo, amiga cubana y de un calor humano tremendo el poema de Guillén. Cuánta maldad tuvo y tiene el hombre ambicioso y egoísta que cree ser mando por su color de piel o su condición social pudiente de poder y mala entraña. Un abrazo y seguiré leyéndote desde mi pueblo argentino. Esperanza, de Santa Fe.

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    1. Gracias amigo, usted como siempre con sus palabras alentadoras, muchas gracias.

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  2. Me encanta como escribes, Gretel. Me he deleitado con tu escrito y me comparo contigo, tambièn yo adoré a mis cuatro abuelos. Sigue escribiendo, llegarás a donde quieras llegar, amiga camagüeyana.

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    1. Muchas gracias. trataré de hacerlo y espero que los otros textos les guste

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  3. Nada mas leí el titulo y recordé los verso de Guillen. En ocasiones vamos tan rápido que no hay tiempo para nada y si tenemos que esperar que llueva para estar con los abuelos y escuchar sus historias ,pues que vengan muchos aguaceros ¡¡¡¡¡¡¡¡.Felicidades muy bonito tu escrito .Baby

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    1. Muchas gracias Baby. A veces es una pena el tiempo que perdemos así que lo importante es recuperarlo y saber escuchar.

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