martes, 29 de abril de 2014

Iguales pero diferentes


Se miraron frente a frente.
Te mataré – gritó.
No lo creo – respondió él- yo te mataré a ti primero.

Hace más de dos años que cumplían su rito de citarse todos los viernes 13 del año. Desde el primer día en que se conocieron se cayeron mal y todo porque Juan no concebía que existiera otro hombre con dedos tan iguales a los suyos. 
Mientras que al otro Juan le daba lo mismo coincidir en nombre y tener semejanzas de pulgares con un extraño; pero ya se había cansado de ser buena gente así que aceptó el reto a muerte y desde entonces, se encuentran y recrean físicamente esa guerra psicológica.
Es una batalla de 10 minutos. Y aunque se saluden, hablen de sus familias y los problemas que tienen y hasta se den consejos o lloren en los hombros del otro, no son amigos, no pueden ser amigos porque dos dedos, de personas tan diferentes, no pueden ser iguales.

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