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Mentiría se dijera que a pesar de tener un trabajo, salud y todas
las cosas básicas que necesita un ser humano no tengo
preocupaciones.
Por ejemplo, no entiendo al cubano promedio: si es muy posesivo
con lo que supuestamente es de él (por ejemplo la pareja) por qué
no titubea a la hora de dejar a un lado su identidad, tradición para
preferir en las “famosas” fotos de quince, trajes militares
extranjeros.
Me preocupa que los jóvenes de mi generación, y de las
siguientes por qué no, quieran ser profesionales del cuenta propismo
y cuelguen sus títulos en una gaveta solo por evitar las reuniones
que conlleva la profesión escogida.
No entiendo por qué muchos no ven su futuro inmediato y más
completo en esta isla y prefieran salir a buscar su destino en
extrañas tierras.
Pero también me preocupa la salud espiritual de una mariposa
amiga devenida en jefa; el poco tiempo que le dedico a mis amigos y
familia; tú ya casi irreversible adiós… y que yo no sea
suficiente.
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