Desde
hace años, algunos apocalípticos anunciaban un posible fin del
mundo. Ahora se aferran a un hecho concreto, el calendario maya.
Claro, obvian la realidad de esa lectura y la adecuan a su antojo. Y
ante la ausencia de esta cultura, muchos afirman que hoy se acaba el
mundo.
Por suerte, según el
epigrafista Erik Velásquez,¡podemos dormir tranquilos! Ante un
auditorio repleto en el Museo Nacional de Antropología y más de 6
mil cibernautas que lo siguieron en el portal Web del INAH, hizo tal
aseveración patentado por una serie de argumentos científicos que
desde la interpretación de las inscripciones mayas, la etnohistoria
y la astrofísica, desmienten que hoy 21 de diciembre de 2012
sucederá el “fin del mundo”.
Explica
más adelante que el calendario maya, definido por el nacimiento de
Cristo, se le llama Fecha Era, en la cual tuvo lugar la última de
las sucesivas creaciones del mundo, acaecida en 13.0.0.0.0, 4 Ajaw 8
Kumk’u, que correspondería al 13 de agosto de 3114 a.C.
Lo que sucederá para
el 21 de diciembre de este año, es que llegará a su término el
décimo tercer bak’tun del calendario de cuenta larga. Trece
b’aak’tuunes conforman un ciclo de 5,125 años, una cifra
determinada por la multiplicación de lapsos menores de tiempo, y en
los que entran en juego dos números que permitían a los mayas
realizar pronósticos de largo alcance: el 20 y el 13.Sin embargo, dijo, tal fecha se encuentra consignada en el Monumento 6, de la Zona Arqueológica Tortuguero, en Tabasco, y es sólo una de las miles de inscripciones jeroglíficas mayas que se conocen hasta ahora, y en ella únicamente se hace referencia a que concluirá dicho ciclo de 13 b’aak’tuunes, llegando al día 4 Ajaw 3 K’an k’iin (21 de diciembre de 2012), y le seguirá otro.
En
realidad, me aferro a esta idea y no creo mucho en que ocurra la
desaparición total, más bien lo veo como el fin de una etapa.
Además, como dice un amigo, ahora es que esto se está poniendo
bueno.
Creo
que los que se enamoran de la idea del fin del mundo es porque
necesitan salir del stand by que tiene su vida, necesitan un cambio
radical, un giro de 180 grados y creen que si se acaba, a lo mejor,
las cosas dañinas se irán con él y así todo mejore.
Desgraciadamente ignoran lo más importante: el cambio se produce si
uno quiere.
Por
eso, es el momento de dejar atrás todo aquello que nos hizo daño,
reescribir nuestros sueños y comenzar el 22 con el pie derecho, con
nuevos bríos, nuevos deseos. Y si se tiene que acabar el mundo para
que esto suceda, pues bienvenido sea el “fin del mundo”.
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