viernes, 30 de noviembre de 2012

Canción de Navidad



Ya llega diciembre y el aroma de las navidades, del fin de año, del clásico puerco asado, de la familia, de los amigos... se siente en la atmósfera. Es momento de mirar atrás y planear el mañana, de hacer regalos, por eso aquí les dejo una canción de Silvio Rodríguez, quien regala poemas a todos, al conocido y al desconocido.



  El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación;
y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.

Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego,
que no tienes ninguna.

Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.

Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud;
pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.

Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó:
al que su cotidiana lucha
me da razones para amarle:
a aquel que nadie le cantó.

                                                                                        Silvio Rodríguez

viernes, 23 de noviembre de 2012

La lluvia

Como siempre termina de trabajar y decide caminar por el mismo trillo de todos los días. No apresura su paso. Nada debe haber cambiado: las mismas piedras, el mismo sol, los mismos árboles... Lleva en sus hombros una carga pesada, no le molesta; piensa en sus hijos y sonríe por un rato. ¿Qué podrá cambiar la tranquilidad de su cotidianidad?
¿La lluvia? Llueve. Siente las primeras gotas, las segundas... el río que cae del cielo. Eso tampoco puede perturbar su paz. Él prefiere contemplarla en su hogar, alejado de la humedad.Ya casi llega a casa, allí sonreirá otra vez.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Vuelo 455


“¡Seawell!¡Seawell…CU-455…!
“CU-455…Seawell.
“¡Tenemos una explosión y estamos descendiendo inmediatamente! ¡Tenemos fuego a bordo!”
Silencio total. Cuatro minutos más tardes se escucha:
“¡Eso es peor! ¡Pégate al agua! ¡Felo, pégate al agua!”

¿Qué cubano no ha escuchado esta grabación y conoce sobre el atentado a un avión de cubana de aviación en Barbados en pleno vuelo? Todos. Todos conocen la historia de la muerte de los jóvenes esgrimistas; pero, a veces, con el paso del tiempo, olvidan que esos seres humanos tenían sueños y una vida por delante.

No tengo en mi poder alguna información secreta de aquel día siniestro, pero su recuerdo prevalece en las líneas de un libro que transformó mi clásica visión del suceso. “Vuelo 455” del escritor Juan Carlos Rodríguez, es un libro que va más allá de esa grabación que se proyecta cada año.

Con el libro te conectas con la esencia de aquellas muertes, con las vidas de aquellos cubanos y sus sueños por cumplir. Llorar, es inevitable, sufrir, sentir, maldecir… esas muertes, es inevitable. Nadie sobrevivió, solo quedaron sus espadas, los restos del avión, extintores, casetes con confesiones amorosas, una gorra, una muñeca, ropa de bebé…

lunes, 12 de noviembre de 2012

Cuestión de seriedad

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Escribir es cosa seria. Fue la primera sentencia ante mi deseo de volcar ideas en las líneas trasparentes de Internet. ¿Acaso yo no soy seria? Pienso que lo soy y como la voluntad es más fuerte, aquí estoy. Creé mi rincón para compartir con el mundo un blog que muestra pensamientos, en ocasiones, ajenos, propios y hasta privados pero serios.